domingo, 19 de septiembre de 2010

CERRADO LAS 24HS. POR TIEMPO INDETERMINADO


¡¡¡Qué semana!!! Una semana atareada, llena de problemas laborales, de presiones, de correr para todos lados y tener esa puta sensación de no llegar a tiempo. Sumémosle a esto mi cansancio y mi estado de ánimo que viene de mal en peor.
Está semana empezó con una reunión de amigas. Hacía mucho tiempo que no nos juntábamos  para chusmear, aunque siempre nos mantenemos en contacto. Pero este finde, como ese milagro de la naturaleza que de vez en cuando te sorprende, ahí estábamos. Sentadas en mi pequeña mesa, después en  mi cama y en los almohadones, más relajadas pero con las lenguas afiladas para contarnos todo. Como si fuéramos adolescentes, tal vez recordando ese espíritu pero sabiendo que ya no lo somos.
El encuentro ameritaba una buena cena, una buena charla, un poco de alcohol y después para finalizar unos mates. Yo soy matera por naturaleza, así que si en algún momento no tomo mate siento que me falta el aire. Lo cierto que para recibirlas bien, me puse hacer algo que me gusta mucho y reconozco que es algo que hago con todo el amor del mundo, y es cocinar.  Prepare una rica comida. Ahí estábamos, la cinco, comiendo, charlando de nuestras vidas ajetreadas, de nuestros quilombos. Les cuento algo, ellas se conocieron por mi intermedio. A cada una la conocí en distintos momentos de mi vida y con cada una de ellas tengo un vínculo especial y único. Lo bueno fue que entre ellas también pudieron congeniar y sentir confianza para hablar lo que sea.
Cinco chicas, cinco vidas, cinco mundos distintos, pero con una esencia que en el fondo es la que hace que podamos ser quienes somos, MUJERES. Lo que quiere decir, que cuando más de dos mujeres se juntan, el gallinero está revuelto, todas cacareando. Esto es lo que hace divertido el encuentro. Después de la cena y de hablar de nuestros laburos que nos agobian, como el resto de nuestras rutinas; con una copa de vino en la mano, llegó el momento de meternos hablar de las profundidades, de lo que realmente nos pasa. Casi sin darnos cuenta, pero queriendo, María rompió la barrera. “-Estoy en un problema. Me siento rara. No tengo claro que me pasa.” Nos quedamos mirándola, tratando de que se sintiera lo más relajada posible para que pueda largar todo eso que tenía atragantado. “Hace un año que salgo con Mati, estoy bien con él, lo quiero. Nos fuimos de vacaciones juntos y no sólo la pasé genial, sino que me sentí  feliz. Después de esas vacaciones empezamos casi a convivir sin decirlo, pero bueno, siempre había una excusa para que yo terminara unos días en su casa, o él en la mía. La idea de irnos a vivir juntos estaba cada vez más firme. Yo lo veo a él cada vez más decidido. Pero yo me empecé a sentir rara, como que necesitaba mi aire. Así que ahí le plantee no vernos todos los días, si pasar los fines de semana juntos y alguna que otra noche en la semana. Mucho no le gusto, pero lo comprendió. Lo cierto es que esto también marco cierto quiebre. Lo hablamos, me dijo que no, que él respetaba mis tiempos, que él comprendía que estábamos en una frecuencia distinta y que no es fácil. Ahí le pedí tiempo para pensar. Nos separamos unas semanas. Aunque nos seguimos hablando por teléfono. Obviamente, que se terminó enojando conmigo, cuando me dijo: “¡Bueno, ¿qué mierda querés?! Y volvimos, pero yo seguí sosteniendo que quería tiempo para mí, para hacer mis cosas. Y siento qué hay algo que tengo que definir, o me voy a vivir con él, o lo dejo tranquilo y terminamos la historia. Y la verdad, no sé qué quiero.” Después de decir esto se le llenaron los ojos de lágrimas. A todas, creo que no sólo por acto reflejo, sino porque ahí nos dimos cuenta que todas por distintos motivos, estábamos para el culo. Cintia, la miró, y haciendo uso de su profesión, (es psicóloga) pregunto: “¿Estás segura que no sabes qué querés? A mí no me da esa impresión”. “A mí tampoco”, a lo que agregue: “- Mari, yo no estuve nunca en esa situación y admito que por ahí hablo por boca de ganso. Pero a mí me parece que cuando una está enamorada, lo quiere todo. Yo al menos lo siento así. No estaría planteando días para ver a la otra persona, porque tendría ganas de verlo todos los días, quisiera dormir con él todas las noches, compartir  todo lo que pueda y más también. Tal vez yo tengo una idea ingenua de lo que es el amor y la verdad hace muchos años que no tengo una pareja formal. Pero cuando la tuve, quería todo esto. Si estás condicionando el estar juntos, a mi me parece que hay algo que está haciendo ruido.”
Eli también dijo lo suyo “- Yo, estuve casada y por eso puedo decir que estoy de acuerdo con Lola. No es lo mismo querer a alguien, pasarla bien, que amarlo y convivir. Convivir no es fácil, pero si antes de intentarlo seriamente te sentís invadida, no sirve. Tal vez lo que convivieron te hizo ruido en algún lado, y te cuesta asumir que no estás enamorada.”
 “-Tampoco podes estar jodiendo, ninguna de nosotras es una nena. Así como nosotras detestamos cada vez que le escuchamos decir a un tipo,’ que no sabe lo que le pasa.., que no lo tiene claro.., que no sabe lo que quiere’…nos da por las pelotas, vos no podes mentirte. Ponete  en lugar del otro, si un tipo te dice lo mismo, ¿vos qué decis?, que te está mintiendo, que te está haciendo el verso, que no tiene huevos para ir de frente y decirte que no quiere tener un compromiso. Es así, nosotras puteamos todo el tiempo cuando escuchamos todas estas boludeces de los tipos. Y es más, cuando pasamos los 35 tacos, al oír  estás frases hechas, ya no las aguantamos, nos revuelven en estomago.” Estaba de acuerdo con La Tana, ya tenemos una edad en que no se puede no saber lo que se quiere, no se puede andar dudando de todo como si fuéramos adolescentes. Cintia fue más lapidaria, terminó diciendo, “- Mira, el no saber qué se quiere denota inmadurez. No está mal, a lo que voy es que si no estás madura para convivir con alguien está bien que lo admitas. Convivir es armar una pareja, un hogar, hacerse cargo de muchas responsabilidades, eso de ‘CONTIGO PAN Y CEBOLLA’ no existe. El amor no alcanza, convivir negri es construir un proyecto de a dos, con todas las responsabilidades que eso conlleva y si no te sentís lista para hacerlo, es sano asumirlo. Ahora a mi me parece que pasa por otro lado. Vos ¿qué queres, seguir jugando a la novia eterna o te estás dando cuenta de otra cosa? Yo puedo ser muy dura, pero para mí que a determinada edad alguien no sepa lo que quiere o le pasa, es no querer ver, es negar la realidad y vuelvo a decir, es inmadurez.”
El silencio se hizo presente, María lloraba. Yo me levante y fui a preparar el mate. La Tana, estaba contando que estaba harta de que Juan sea un bipolar de mierda. Pero admitía que ella frente a él se sentía débil, y siempre lograba convencerla. Que quería cortar con esta historia pero no podía, que no se podía bancar tantos insultos, tanta locura, que estaba harta de todo, por eso había decidido poner distancia y se había venido a Baires. Eli, después de su segunda convivencia, decidió centrarse en su trabajo. Acaba de lanzar su propio proyecto, largo un producto y está queriendo hacer dinero. Por ahora piensa en el trabajo y en su hijo. Está sola, peleándola,… Cintia. Su marido, o mejor dicho su ex la dejo hace unos meses, de un día para otro,  al principio la única explicación que le dio, “es que no sabía que sentía por ella, que quería estar solo”… Meses más tarde, se entero que salía con una amiga de ella. ¿les suena esta historia? Lo cierto, es que Cin, estuvo destruida, las noches que la vi llorar, que la vi desarmarse de dolor, fueron tantas y sé que todavía en su soledad, lo sigue haciendo. De mi, qué les puedo decir, mi historia no es tan diferente. Me cuesta sentir que a puesto a una pareja, y cuando lo hago, se me va todo a la mierda. Así que vengo con varios intentos fallidos en mi haber. Cansada de escuchar, “vos sos una mina inteligente, piola, simpática,… buena mina, linda, que por eso no quiero lastimarte” Cuando escucho esto, me pregunto, ¿no me quiero imaginar si soy una hija de puta? Tal vez, me iría mejor. Durante muchos años me puse una coraza, una armadura. Tenía perfectamente claro, que en las relaciones que tuve por aquel entonces, con ninguno me iba involucrar. Así fue. Sólo me divertí, la pasé bien. Pero tenía el corazón sellado con mil cadenas y mil candados. Sentía que había sufrido mucho y que no quería volver hacerlo. Con el tiempo y con los años que hice terapia, me fui dando cuenta que el apostar a algo, siempre tiene su riesgo, te puede salir bien o mal, pero independientemente del resultado, eso es lo que te hace sentir vivo. Y fue así, yo lo experimente en carne viva, durante muchos años fui un muerto en vida, incapaz de sentir algo por algún hombre que conocía. Hasta que me di cuenta que tampoco era lo que quería. A partir de ahí, asumí el riesgo. Y por el momento, sólo llevo perdidas varias batallas, pero no la guerra. Son más las lágrimas derramadas, que las felicidades compartidas. Pero la vida es así.
Ahí estábamos, cinco mujeres, con mal de amores. Cuando me toco hablar a mí, sentí que la verdad, yo sólo podía decir que había vivido una desilusión más. Había conocido a alguien, y mi corazón me había dicho que apueste, que me arriesgue. Pero, fue muy perfecto para ser para mí. Así que les terminé diciendo a las chicas, “Ustedes ven que vivo al lado de una iglesia, por lo tanto, mi casa se convirtió en un convento. Estoy de retiro espiritual. Cerré mi corazón por tiempo indeterminado.” Cintia me miró, se rió y me dijo: “- Vos sos la única de nosotras que pese a todo intenta. Sabe bien lo que quiere. Yo admiro tu forma de ser. Te he visto triste, te he visto llorar, pero a la vez reírte, sobretodo de lo que te pasa. De hecho ahora, lo estás haciendo. Vos no le escapas a nada, ni te aturdís, ni evitas pensar…algo que por ahí hacemos nosotras. Pero también es cierto, que sos la única que disfruta de su soledad, a vos estar en el convento no te cuesta nada. Sos ermitaña. Yo ahora estoy tratando de encontrar ese placer que vos tenes.”
Me reí…”-Chicas, como diría mi madre, un hombre no lo es todo en la vida de una mujer. Y como lo diría ‘La Loca de Mierda…un hombre no me condiciona, no me contornea, no me delimita jajaja’ Siempre me deje llevar por el viento. Salvo María y yo, ustedes tienen hijos. Algo que a mí me encantaría tener. Pero sé que el día que quiera ser madre, puedo hacerlo, sin tener la necesidad de tener un hombre al lado. No es lo que busco. Pero llegado el momento, es una posibilidad que nunca descarto. En cuanto, a todo lo que venimos diciendo, creo que no sé si te sirve Mari, pero te voy a decir lo que me dijo una vez mi vieja…’PARA EL AMOR, NO EXITEN PEROS’…Cuando me lo dijo, yo estaba en un momento de mierda, como ahora, pero ahí me di cuenta que lo que me decía era verdad. Si vos estás poniendo los PEROS en una relación, es porque no es para vos. Cuando a mí, el otro me los puso, me di cuenta, que lo mejor que podía hacer, aunque me doliera, era irme, bajarme del tren. Aprender a decir adiós. A mí siempre me costó un huevo y la mitad del otro, de hecho me sigue costando mucho. Pero hay momentos, en que no queda otra. Como dice el refrán: ‘NUECES PARA EL AMOR, ALCAUCILES PARA EL OLVIDO.”
La noche siguió entre mates, cigarrillos y charla de mal de amores. Pero como les dije, mi semana venía brava. La charla con las chicas había estado buenísima, la había disfrutado mucho, pero también era cierto que cada una tenía una tristeza en el alma. En los días de la semana, me toco hablar con mis amigos hombres. El martes, apareció El Turco,  y mi amigo Keb, son los dos hombres con los que más tiempo conviví. Hablando de convivencias jajajaj. El Turco es un loco lindo, lo adoro y la verdad es que él y yo no sólo nos llevamos muy bien, sino que además nos complementamos, nos divertimos, somos compinches. Ni bien me vio, me dijo…”¡¡¡ Uyyy, quién fue el boludo que te puso así!!! Hoy te mimo yo…, te cocino”…así que se adueño de mi cocina, yo seguía trabajando, estaba tapada de papeles. En eso se acerca con un mate, me mira serio, algo raro en él y suelta…” Vos sos la mina, que cualquier tipo, que tenga dos dedos de frente quiere tener. Sos muy buena mina, incapaz de joderle la vida a alguien, no sos rompe bolas que eso lo es todo. Sos linda, inteligente, independiente, super trabajadora… qué más puede pedir un hombre. No estés mal por alguien que no sabe valorarte.” El hijoputa me hizo llorar, así que sólo pude pararme y abrazarlo fuerte. Ese día se quedó a dormir y la verdad que me hizo bien. Terminamos riéndonos mucho, como siempre lo hacemos. Sacudió mis penas.  Al otro día, me llamo por teléfono mi hermano de la vida, Keb. Primero me escuchó, y después me cago a pedos un rato. “A ver, cuándo te vas a dar cuenta lo que vos vales. Haceme el favor de no estar mal por alguien que no lo merece. Da vuelta la página”. Yo escuchaba cada cosa que me decía y no podía dejar de pensar qué diferentes somos los hombres de las mujeres. Ellos manejan las cosas con una practicidad que hasta resulta aterradora. No cuestionan, no analizan, simplemente las cosas son y punto. En cambio nosotras necesitamos hablar y hablar y hablar del  tema hasta aburrirnos, lo analizamos de todos los costados posibles, tratamos de entender el qué paso, el cómo, el por qué pasó, y tratamos de entender a ese hombre que nos interesa, a veces hacemos tanto psicoanálisis barato que terminamos justificando lo injustificable. Lo bueno para una mujer es que después de hablar el tema mil veces con tus amigas, tenes amigos varones que te dan el mazazo final y te traen a la realidad. 
En mi caso, a mi me gusta tener distintas miradas, escuchar las opiniones de los demás, en este caso de la gente que me conoce. Así que llame a mi amigo David. Otro personaje. Porque la verdad, lo bueno que tengo son mis amigos, y cada uno de ellos parece haber salido de un libro, ser un personaje de esas historias que nos fascinan leer. David, también está entre ellos. Confieso que la manera que lo conocí a él, y nuestra pequeña historia merece ser contada. En algún momento lo hare. Ahora puedo decir, que es un personaje que me alegra haber conocido, me alegra saber que anda circulando en mi aire, es al que menos veo, pero sé que cuando habló con él, siempre tiene esa mirada de las cosas sin anestesia, su sinceridad, su franqueza puede ser lapidaria para quien no sabe apreciarla. Es un perro verde…jajaja…pero lo quiero. Lo llame, hacía mucho tiempo que no hablaba con él. Estaba enfermo y después de putearme un poco, para no perder su costumbre, me escuchó y eso me conmovió. Muchas de las cosas que  me dijo eran las que yo pensaba, pero escucharlas de un hombre, está bueno. Justamente, porque no me sentía una estúpida por creer en determinadas cosas. Él fue cortante, “Desaparece, que se cague…es simple el tipo que la va de que no sabe lo que le pasa no existe, es mentira. Yo estoy solo, tengo 40 años y sé que quiero, que es lo que busco. Pero también sé que soy un jodido de mierda. El próximo tipo que aparezca en tu vida, hacelo laburar. Si realmente está interesado en vos, lo va hacer, sino listo. Hoy los hombres sabemos que no nos cuesta nada tener una mina para garchar. Ahora, una mina que realmente sintamos que valga la pena ponerse de novio, es difícil de encontrar. Las relaciones se hacen cada vez más complicadas, a las mujeres creo que les cuesta más, porque se entregan, porque apuestan más rápido. Hacete valer. No estes pendiente del otro. Que sea el otro quien  te busque. Si le interesa va a volver, sino se la pierde. Ahora, si vuelve yo en tu lugar lo mando a cagar. No pienses más, hace tu vida. No pierdas un minuto más en alguien que no se lo merece.” Era el tercer hombre que me decía lo mismo, que me haga valer, que no merecía estar así y que yo valía, cosa que en momentos que una está mal, es lindo escuchar. No porque me alimente el ego. Simplemente porque a veces me olvido de mí. Ahí también me acorde de lo que mi hermano me había dicho, que fue muy parecido a lo que me dijo David. Pasa que una piensa que tu hermano siempre tiende a cuidarte, a contenerte. No le quito merito a sus palabras, pero yo sé que él me ama y es incondicional, por lo tanto, es obvio que también para ponerme bien, resalte las cosas buenas que tengo.
Después de la charla con David, me puse bien, medite mucho en lo que había vivido en los últimos meses. Por el momento decidí, estar de retiro espiritual, encerrarme en mi pequeño templo. Dejar que el tiempo pase, hacer el duelo. Cerré mi corazón las 24 hs, por tiempo indeterminado.  Me centre en todo el laburo que tengo que es mucho y parece no ordenarse más. En todo lo que tengo que hacer. Como hacen los hombres, que te dicen, en este momento sólo estoy pensando en mi trabajo. Pues estoy copiando la formula. Eso sí, antes de terminar la semana llame a María para ver como estaba. Su voz me decía que no estaba nada bien. Sólo me dijo, “No puedo ser egoísta, siento que no nos queremos de igual manera. Y es verdad lo que me dijeron, si estoy poniendo a cada rato un PERO, es porque no siento lo que se supone que frente a semejante propuesta debería sentir. Así que para no joder con sus sentimientos, y no estar en mis dudas eternas. Termine la historia. Él no se merece que yo en este momento de mi vida le regale fines de semana. Él lo quiere todo y yo no. Es así. Al principio lo llame para ver como estaba, después me llamó él. Pero termine por decirle que dejemos de hablar, que no nos veamos. Si seguimos manteniendo contacto nos vamos a seguir lastimando y no quiero. Hay que cerrar la historia, aunque te confieso que lo extraño”
Sólo opine que me parecía bien que no estén hablando todo el tiempo, sino caes en el masoquismo. Y que lamentablemente, cuando una historia se termina, con el dolor que eso implica, lo más sano es no verse más. Qué es lógico extrañar al otro, pero también hay que tener en claro cómo se lo extraña. Uno se acostumbró a determinadas cosas que ya no están. Y no está bueno extrañar desde la comodidad y desde el sentirse solo, porque eso te lleva hacer cagadas.
 
Llegó de nuevo el finde. Estaba sola. El teléfono no sonó, nadie se conecto. La soledad entró por la puerta, se acurrucó a mi lado. Así que preparé el mate, saqué un chocolate y nos pusimos a mirar una peli y milagrosamente, volví a sonreír.
Lola
Gracias a la vida, por los amigos que tengo. A los que formaron parte de este relato y a los otros que también son incondicionales. A todos, los adoro.