martes, 1 de noviembre de 2011

Por esas cosas que tiene la nostalgía


Estoy tratando de sacudirme la tristeza, de superar mi pena, de no dejarme ganar por la angustia.Trato de recuperar mi eje, el que tanto me encontró hallar. Hace días que vengo escuchando que "seguramente la vida me querrá enseñar algo", de hecho creo en esto, pero también es bueno para mí mirar todo lo que aprendí hasta el momento. Y una de las cosas más importante que me enseñó la vida, es saber que soy "... como ese junco que se dobla, pero siempre sigue en pie..." Así que decidí buscar entre mi caja de recuerdo cosas que me hagan sentir bien y encontré un texto que escribí en el año 2009. Lo vi y no lo reconocí. Cuando lo leí me conecté con una de las mejores cosas que tuve en mi vida, que fue mi abuela y sentí, que no tenía que escribir algo nuevo, sino que tenía que sacar del cajón un texto que poca gente conoce. Espero que les guste, pero sobretodo, espero que los conecte con las pequeñas felicidades cotidianas 

Por esas cosas que tiene la nostalgia y la melancolía, te tuve tan presente estos días, fue como si tu espíritu me invadiera desde algún lugar del corazón. Tu imagen me perseguía, como esa ola que nos sacude cuando nos metemos al mar, me di cuenta de cuánto, cuánto te extraño. 
Extraño tu mirada dulce, tu sonrisa, el verte parada junto a la cocina, con la pava al fuego y el mate entre tus manos diciéndome que “los buenos mates no se hacen de sentada”. Cómo extraño tus gestos cotidianos, charlar con vos de la vida. Tus historias de vida eran mis mejores cuentos. Extraño quedarme a dormir en tu casa, en tu cama, las mantas eran pesadas y ahí sentía que nada podía ocurrirme porque tenía armadura y vos estabas cuidando mis sueños. Tus cafés con leches que pelaban los dientes y a los que vos les sacabas la nata para mí.
Me vi de chica, sentada en el sillón del patio de tu casa, con dos sorbetes en las manos, con una lana y vos enseñándome a tejer, porque así aprendí. Me hiciste hacer todos los pasos: los sorbetes, las agujas de madera y por último “las agujas verdaderas” como las llamaba yo, que eran mis preferidas. Así nos recuerdo, tardes enteras tejiendo juntas. También recuerdo tardes en tu casa, junto con Flori y la Tìa Doris haciendo fideos rellenos. ¿Sabes una cosa? El otro día los quise hacer para tenerte presente y resulta que la industria me robo la ilusión porque ya no se hacen más lo coditos. Me quede tan triste, porque yo quería recordarte y sentí que si hacía algo de lo que nos gustaba hacer juntas, ibas a estar ahí, susurrándome al oído como hacerlo. Hasta a Damián le había entusiasmado la idea
Siempre fuiste mi cómplice, mi compinche. Cómo te disfrute y cómo agradezco a la vida haberme dado el regalo de hacerlo. Ahora me invade las imagines de los viernes al mediodía cuando con Flori íbamos a comer pizza y un helado grande.
En este extrañarte tanto, me di cuenta que extraño tu simplicidad, tu sencillez y así descubrí, por medio tuyo, lo enamorada que soy de las cosas simples. Entonces vislumbré que son tan pocas las cosas que me rodean y tienen esa sencillez, esa simpleza. Vivimos en un mundo que todo lo complejiza, y los seres humanos no somos menos, lo complicamos aún más. Nuestro ritmo de vida, nuestra manera de vivir, de ser, de buscarle a todo por qué su respuesta, cuando a veces, simplemente no la hay. El buscar todo el tiempo porque siempre sentimos que entre las manos no tenemos nada. Entonces corremos, corremos y nos perdemos lo simple, lo cotidiano. No hay tiempo, nunca hay tiempo. Siempre nos quejamos, “Ahora no es el momento para…”, “más adelante podré…” “cuando tenga un tiempo”. El momento ideal, el apropiado, no existe. Nunca es el momento justo para nada, y esa es la excusa justa para postergar cosas, esas cosas simples que nos hacen tan bien. Un mate con alguien que queremos, escuchar una melodía tirados en la cama, una charla con un amigo del alma en el cordón de la vereda, la mesa de la cocina, un bar, donde sea. Una noche romántica simplemente porque recibís un beso bajo la luz de la luna, cocinar algo rico para agasajar a alguien que te importa mucho, emocionarte con una película que viste mil veces, regalar una flor porque sí, con la única excusa de que te dieron ganas, que te tomen de la mano para caminar por la calle o te lleven abrazada. La complicidad de un guiño de ojos. Decir “te quiero”, el apoyar tu mano en el hombro a alguien para que sepa que ahí estas para lo que necesite. Escribir una carta de puño y letra, sobre un simple papel. Regalar una sonrisa, preguntar simplemente ¿cómo fue tu día hoy? Compartir el silencio. Dormir abrazada a alguien. Llamar por teléfono a un amigo y sentir la emoción al escuchar su HOLA. Darse el tiempo para sentir el aroma de una flor. Mirar al cielo y dejar que el calor del sol te envuelva. Pararte en la orilla del mar y perderte mirando el horizonte. Contemplar el amanecer o un hermoso atardecer en la ruta. No sé, lo que acabo de enumerar son algunas de las cosas que me emocionan y hacen que me sienta viva porque percibo como esa energía recorre mi pequeño cuerpo. Ninguna de estas cosas se compra en un shopping, o se venden en un supermercado. Sin embargo, por algo que a veces va más allá de nosotros, las condicionamos. Me duele darme cuenta, que yo misma las condiciono, a veces me encuentro diciendo “tengo mucho trabajo por eso no voy a verte” o no hago algo que me gusta porque tengo que estudiar, también me ocurre que tengo ganas de hacer algo y lo analizó millones de veces buscando esa estùpida quinta pata al gato o lo que es peor, a veces me reprimo el ser espontánea porque pienso que el otro va a pensar que estoy loca. Entonces me encuentro complicando mi mundo, mi vida.
Por suerte, de vez en cuando me viene un sacudòn como éste, y hace que me ponga de nuevo en orbita, me centre en mi eje y vuelva a redescubrir todo aquello que me hace feliz, que me hace bien y me pone alas. Sos mi referente y quisiera el día de mañana, sentir que he vivido bajo estos parámetros, el de una vida llena de cosas simples, de que mi sencillez se destaque por encima de mi locura cotidiana. Al fin y al cabo, como decía ese maravilloso personaje en la obra de teatro MERCADERES DE DIOSES, “lo importante son las felicidades cotidianas, las de todos los días” Vivimos deseando ser felices y perdemos de vista que en el día a día hay cosas tan chiquitas y tan importantes que nos dan tanto. En definitiva, son esas pequeñas cosas las que nos hacen ser lo que somos.
Recordar cada momento que viví a tu lado, recordarte siempre hace que pueda salir a ¡Domar al toro! Como diría seguramente, el abuelo Seve.
Hoy me he dejado acariciar por la nostalgia, tal vez porque de esto estuve hablando en mi sesión de terapia y porque mi psicólogo, me dio el sacudòn necesario. Así que lo asumo, me enamora la simplicidad de la vida y soy feliz cuando la percibo, la palpo, la disfruto…entonces ¿por qué carajo a veces me complico mi existencia? Y si, soy un poco perro verde…no tengo la respuesta y a veces la busco en el otro, en ese otro que no entiende de qué carajo estoy hablando. 
Juro que no tengo ningún efecto alucinógeno para andar filosofando de la vida, sólo pienso en voz alta…Así que lo mejor que puedo hacer ahora, es ir a hacer los ñoquis que hacia con mi tía abuela, mi querida Tia Doris…para conectarme con la simpleza de la que hablo. En mi mesa hay un sólo plato, pero quien quiera prenderse a comer unos ñoquis con tuco, lo espero…No hay gran menú, simplemente comparto la sencillez de la pasta casera, elaborada por mis propias manos.

Lola
P.d: Justo cuando termine de escribir esto mi santa madre me mando de regalo una caja de fideos coditos para hacerlos rellenos...Asì que el quiere acompañarme en mi mesa, lo espero con la alegrìa de compartir un plato de mi abuela 24/9/09

Les dejo un videito, porque este tema me identífica. Sé lo dedico a todos aquellos que están haciendo todo lo posible para seguir resistiendo...Le dedico este texto a mis fieles lectores y seres queridos mis hermanos, Lupe, Gamy Ca, Diego P., a mis viejos que me ayudan a resistir en este momento y a vos Iri, que siempre estás en mi corazón, te juro que en estos días necesite tanto tomar unos mates con vos.

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