viernes, 28 de mayo de 2010

Como ser una pequeña diosa y no morir en el intento


¿Les pasó alguna vez que te preparaste para vivir la mejor noche de tu vida y algo inesperado te rompió las expectativas? ¿Qué te produjeras pensando en que te ibas a llevar la noche por delante y que terminó siendo al revés, la noche te llevo por delante a vos? Sino te pasó, me alegro por vos, porque a mi sí. Es más, les confieso una cosa, uno de los motivos por los cuales escribo este blog, es porque muchos de mis amigos, cuando les cuento mis anécdotas me terminan diciendo "¡A vos te pasan estas cosas, tenes que escribirlas. Sos muy graciosa! Yo no sé si soy muy graciosa. Pero aquí estoy, relatando una de esas cosas que me suceden y son de no creer.
Después de mucho insistirme para salir, logramos congeniar sus tiempos y los míos. Así que pudimos arreglar el tan dichoso encuentro. Ambos sabíamos que hacía rato que nos veníamos seduciendo e histerequeando. Un juego que siempre tiene su encanto pero que sino se produce una variante, se agota y termina resultando aburrido. Y yo suelo aburrirme con facilidad. Al principio me embaló pero si después no percibo que la cosa se va poniendo más interesante, pierde el encanto y ahí, me aburrí. Entonces ya me empieza a dar lo mismo.
Retomando la historia. Las ganas de vernos venían de hace tiempo, así que sabía que hacerme la defícil iba a quedar muy desubicado de mi parte. Tampoco se la iba hacer tan fácil, más bien, iba a dejar que la cosa fluya por si sola. Además, a la edad que tengo ya probé mil estrategias diferentes para que una historia resulte, y ninguna de ellas me dio el resultado deseado. Así que desde hace rato, bastante rato, decidí hacer lo que siento y relajarme frente a una cita. La verdad sea dicha, si algo tiene que nacer entre dos personas va a nacer más allá de una. Así que ya de dejé de hacerme espéctativas frente a un encuentro, lo que me digo es: "QUE SEA LO QUE TIENE QUE SER Y PUNTO. LO DEMÁS VIENE SOLO. HAY UNA SOLA  VIDA, ASÍ QUE HAY QUE DISFRUTARLA."
Yo tenía ganas de salir con él. Estaba contenta. Así que el día anterior a la cita me puse a pensar en lo que me iba a poner. Ese día llegué a mi casa después de trabajar, me preparé el mate y mientras tomaba uno, abrí el placard.
Empecé a sacar cuanta cosa se me ocurrió y aprobarme diferentes atuendos frente al espejo. Lo que me quedará mejor iba ser la elección. Pero también buscaba romper con mi estilo tan informal. Es que no me gusta producirme mucho ¡qué sé yo! Cuando me veo muy adornada, o con algo que no estoy para nada acostumbrada a usar, siento que no soy yo, me veo frente al espejo y trato de descifrar de qué me disfrace. Aunque reconozco que a veces está bien dejar los jean a un lado y ponerme un lindo vestido. A mi me cuesta. Amo andar de pantalones y botas bajas cuando empieza el frío. Para colmo de males, tengo uno pies de mierda. Primero, mi número es indescifrable, según la marca y la horma de los zapatos calzo 33,34 o 35. De todos estos números tengo botas, zapatillas, chatitas, zandalias, etc. y todos me van bien, eso es lo loco. Segundo, una de las tantas cosas que herede de mi madre fue el metatarso vencido, lo que significa que ponerme tacos altos es algo que hago escasas excepciones, para algún evento especial, de esos que no me queda más remedio y sólo, me los pongo un rato, porque soy la típica que lleva las chatitas en la cartera. Tener pies pequeños, con formatos de empanadas y con el metatarso vencido, significa que tener una parte apoyada en el suelo y otra en el aire, es una milenaria tortura japonesa para mí. Es sentir que una aguja se te clava en la planta del pie y te llega hasta la cabeza. O sea, sé que la fantasía de muchos hombres son las mujeres con tacones, pues en esto, mi campo es muy limitado, yo voy a decir siempre..."Si queres me calzo los tacos, en cuatro paredes y por un lapso de diez minutos". Además, les digo algo, puedo tener muchos complejos, pero no el de la estatura. Mido 1,50 m o sea, ni que me ponga 15 centímetros de alto voy hacer alta. Más bien voy a parecer una boluda importante, que cuando camina parece que pisa huevos y encima, corro el riesgo de caerme y romperme una pata. Hay que tener en claro que una cosa es ser elegante y otra muy distinta es ser ridícula.
El vestido estaba elegido. Mis botas grises de taco bajísimo también. Ahora cuando abrí mi cajón de ropa interior, pegué un grito..¡¡Nooooooo!!! ¿Qué era eso, el cofré de las antiguedades? Lo más importante y para nada seductor. Naaa, urgente tenía que comprar un conjuntito nuevo. Porque hasta soy informal para eso. Lo mío es muy simple, algodón, blanco o negro y para de contar. Con el tiempo pude abrir un poco este aspecto, sobretodo cuando en una época de mi vida, con mi hermana vendíamos ropa interior, ahí me jugué un poco más. Eso sí, al rojo todavía no me animé. Pero como les decía, al otro día tuve que salir a comprar mi conjuntito nuevo. A la tarde me llamó para confirmar la hora que me pasaba a buscar.
La noche estaba gris y fría, muy fría. ¡¡¡Y a mí que se me había dado por ponerme vestido!!! ¡¡¡Lo que me putie, no se dan una idea!!! Ni bien me vio, me dio un beso que me dejo vibrando como un celular, en la vereda.
Fuimos a cenar, después a tomar algo. A ver..."TOMAR ALGO", entiendase ir a su casa. LLegamos, prendió poquitas luces, puso musiquita, sacó un champaña de la heladera y nos sentamos en el sillón. La noche estaba saliendo bárbara, nos reíamos mucho y eso es algo que me encanta que suceda.
Las burbujas comenzaron hacer efecto. Para este entonces, yo tenía a ese hombre de 1,90 m recostado dulcemente sobre mí, besándome apasionadamente. Después del segundo beso, mis botas volaron como dos perros asustados. Mi vestido, como una gaviota sobre el mar. Sus manos recorriendo mi pequeño cuerpo, digo pequeño por mi escasa estatura al lado de la suya. ¡¡¡Ya sé!! Todo hombre dice...¡¡¡Qué linda, chiquita, maniobrable!!! Y sí. Así fue que en plenas maniobras comencé a sentir un pequeño dolor que empezó en el pie y fue subiendo rápidamente hasta mi cadera. El calambre que me agarró me estaba matando. Yo estaba en pleno clímax, pero tuve que cortar todo su arte amatorio. Apoyar el pie en el suelo frío hasta que se me pasará. Me lo tomé con humor, me empecé a reír, no sabía dónde meterme...Sabía, que había que remontar esa situación costará lo que costará, o sea, tenía que ponerme a trabajar. El dolor desapareció y volvimos a la carga. En lo mejor de lo mejor, otra vez el calambre. Me quería morir, ahora era más intenso el dolor. En un momento, entre el dolor y el placerque estaba sintiendo, tuve un lapso de lucidez y pensé ¿Qué hago, corto nuevamente este momento o trato de pilotearla lo mejor que pueda y hasta que aguante? Pues hice lo segundo. Así que haciéndome la mujer fatal, le fui proponiendo recorrer un poco el kamasutra con tal de buscar una posición para que la pierna doliera menos. Sino hubiera sido por ese dolor de mierda, hubiese estado en el séptimo cielo.
Él me miraba y me decía..."¡¡¡Uy, cómo estás gozando, me matasss!!!"... Y yo pensaba...¡¡¡Ufff!!! me estoy muriendo. Gozaba, eso no lo voy a negar, pero mi cara más que de gozo era de sentir ese dolor insoportable, que estaba aguantando estoicamente. La sesión de sexo terminó. Le pedí pasar al baño, comu una lady caminé, sin que se notara dolor alguno. Cuando cerré la puerta del baño me retorcía de dolor. La verdad es que era para que me filmen. Empecé a masajearme la pierna con desesperación, hasta que poco a poco el calambre fue desapareciendo. Salí, como si nada hubiese pasado, como si no hubiera estado retorciendome como una víbora en el baño.
Él me esperaba sonriente, y me hacía sentir que todo había valido la pena. Me quedé a dormir con él. Me encantó que me abrazará y no me dejará ir. A la mañana, me despertaron sus caricias y ahí sí que no me sucedió nada extraño. Pude ver el séptimo cielo, y otro más de regalo por la noche que había tenido.
Esa noche no fue perfecta para mí, no nos vamos a engañar. Sentí que tanto elegirme el vestuario para que me agarrará ese calambre de mierda y me arruinará el momento. Pero bueno, son cosas que pasan. Yo me había esmerado, me había producido, quise ser una diosa para él en todos los aspectos y no pensé que iba a surgir ese maldito imprevisto, pero al menos la pilotie lo mejor que pude. Lo bueno es que cuando pasan estás cosas una aprende y yo aprendí, que con un poco de producción todas podemos ser diosas. Ahora... lo somos realmente, cuando enfrentamos lo inesperado, y de esto sólo se enteran nuestros amigos, pero jamás el galán de la historia.

Lola

 

2 comentarios: